sábado, 28 de marzo de 2009

diario de las vacaciones II

DÍA  0.  Despegamos.   Agustín empieza a llorar

Germán llegó a casa media hora antes de irnos, juntó sus cositas, las metió en la esquina del bolso que le reservé, cargó el auto cual camello de los Reyes el 5 de enero,  con todo lo que yo venía juntando desde ayer, y salimos rumbo al Buquebus.  Sí, somos emigrantes de acá enfrente,   casi se nos puede llamar porteños, pero no. Cruz diablo. No somos no, ni porteños, ni yoruguas, somos ... residentes permanentes.   
  No se oyó un llanto durante nuestros primeros 17 km de viaje. No lo podìamos creer.  Estas van a ser unas buenas vacaciones, pensé.  Agustín  llegó al barco sonriente. Este es su primer verano. Pero yo ya sé la que me espera  con un bebé en la playa.  Y bueno, el que quiera celeste, que le cueste.
Claro que todo cambió al apoyar  las llantas sobre suelo oriental.  Qué largos son los kilómetros a veces...  130 Km, contados mojón por mojón, es lo que demoró en dejar de llorar.  Intentamos de todo en el camino, no lo duden. 


DÍA 1  Operación playa

Parecía que el viaje tendía a infinito pero no. ¡Llegamos al fin!  Y la casa es tal cual la vimos por internet, es más linda, está más cerca de la playa de lo que yo me atrevía a imaginar.  Son casi las 5 pm, estamos a tiempo de ir a la playa,  empieza la primera maratón, preparados, listos, y una hora después ¡largamos!

DIA 2  La belle famille le dicen los franceses 

Al fin me despierto en una cama que no es la de siempre, con una claridad distinta a la de mi dormitorio. El día está maravilloso, primer éxito de las vacaciones.  Rápidamente la cama se llena de niños y se parece a la canción ¨cinco osos en la cama y el chiquito se cayó¨.   Definitivamente es la hora de levantarme, pero todavía no tengo fuerzas como para correr a buscar bizcochos.  Queda para mañana.  Arranca la carrera del desayuno: según para quién, café con leche, teta o  Vascolet,  que no les gusta, aunque les contamos que nosotros lo tomábamos de chicos... (una pregunta, será rico de verdad o es pura nostalgia?).
 Una hora después, algún Vascolet sigue intacto en su taza, y yo ya estoy haciendo camas, lavando, armando bolso de playa, la lista interminable.  Hora y media después, estamos listos.  Agustin tiene sueño, llora. Una teta más.  Dos horas post prandiales,  nos vamos a la playa.  
Las olas están a unos cien metros de nosotros.  Pero aún así el viaje se hace largo. Apenas Andrés da un paso por la calle de arena y piedritas, empieza a quejarse:
-me uelen los pies, upa, pinsha
Tomamos un atajo salvaje por el pastito, atravesando el camping de los últimos hippies atrincherados que resisten en  Rocha VIP.  Se me cruza un  recuerdo  lejano:  mi pasado de acampante en Valizas y el Cabo Polonio.  ¡Que viva el progresismo con agua caliente!
Y por fin, ¡la arena!  vuelan las ojotas, las remeras, la sombrilla, los bolsos. Llega el  duro castigo diario  del veraneo:
-¡A ponerse protector todos!
-¡No tiedo pdotetod!
-A mí, sólo los brazos
Luchas, forcejeos absurdos, y veinte minutos después, estamos todos embadurnados.  Nos queda media hora de sol sano. Disfrutemos.

Aaah, las ola, las olotas con espuma de Rocha, para saltarlas, como si fuera chica.  Me atajo las tetas que se me salen del soutien.  Es lo que tiene el amamantamiento. Viva la lactancia!
El agua está preciosa, no está congelada como siempre. ¿Será el calentamiento global?  Estamos fritos.
Me olvido rápido, estoy disfrutando  todo a full. El mar, el cielo, la arena, el viento, mis hijos y mi marido, por supuesto.
Suena el celular.  Es mi suegra
-Estee, oíme, estamos buscando la casa de ustedes, ¿ por dónde está?
Ahí voy yo,  cuesta arriba con el cochectio. Agus se despertó.  Es más fácil bajar a la playa que remontar loma arriba el camino a la casa...
Para cuando llego, podría freír un huevo  sobre mi frente con protector SPF30 .  Me encuentro a mi suegra parada en la puerta, junto con mi cuñada Clota,  y en el auto, mi suegro, mezcla de ¨Largo¨, con el protagonista  de la película ¨el bulto¨ de Retes (véanla, más no les puedo decir), y la frutilla del postre, el marido de Clo, el pelado de bigotito tirolés, con gorro del papá de la chilindrina, bermudas con piernas flacas, medias y zapatos. Vikter el inimputable.  Claro, lo veo así  y entiendo por qué aquella vez se apareció en  el asado de cumple de un año de Guille, con traje, chaleco y pañuelo en el bolsillo...   
en   short queda como desvalido,   pobre  tipo.
Espero que se vayan temprano.  Pero ojo, que mi suegra es buena!


No hay comentarios:

Publicar un comentario